HIBA
Relato a concurso
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HIBA
Planeta M129/67/11.
El aire se hizo irrespirable hace más de 26 años. La guerra entre los primeros colonos asentados en la superficie llevó a desencadenar otra batalla cibernética. Los antiguos pobladores inyectaron un virus informático al sistema de filtrado de aire y generador de oxígeno. Como consecuencia de aquello, en esta cúpula de ochenta kilómetros donde vivimos, murieron mas de 300.000 personas y formas de vida. Los demás nos mantuvimos en “Oxabunquer” (pequeños habitáculos con reservas de oxígeno) a esperar el fin de la tragedia.
Pero la pesadilla no terminaba. Las cargas de oxígeno independientes de cada recinto sólo duraban seis meses. El sistema que las autoregeneraba estaba corrompido por el virus. Quien las programó, no pensó en estas consecuencias.
La necesidad de supervivencia nos llevo a crear unas máscaras integrales para poder salir al exterior porque así filtraban el contaminante aire de la cúpula. Al principio, se recargaban con el oxígeno de los Oxabunquer, pero se agotaron las reservas y después se creó un mercado negro de tráfico de Oxicargas. La atmósfera artificial de la máscara, era reemplazada cada treinta y seis horas. El no tener una carga cerca era una muerte segura.
La alarma de mi sistema neuronal de sueño me ha despertado. No se nos permite dormir más de seis horas. Somos dientes de un engranaje que trabaja para recolectar “Mana”, un moho para elaborar una pasta verde que es el único alimento del planeta y que incluye todos los nutrientes para mantener a un cuerpo.
Mi pantalla de comunicación del habitáculo reflejaba un mensaje entrante. Acepté y ví a una persona con el rostro difuminado y voz desvirtuada que me decía:.
— Área 20209? En tu UMVVP hay un código incrustado que genera un logaritmo para crear un antivirus para HIBA. Es importante que iniciemos un contacto para subsanar el mal funcionamiento de nuevo hacedor de vida y derrocar el poder dictatorial de quien controla nuestro oxígeno. Sabemos que como muchos, estás en contra de este sistema opresor esclavista. ¡Por favor, ayúdanos!
Aquel hombre tenía razón. Mis pensamientos siempre habían navegado por las ideas de la liberación de la cúpula. ¿Pero cómo sabía eso de mí? Nunca se lo había comentado a nadie... ¿Y cómo sabían mi nombre de Área?
La sola idea de traicionar a este sistema corrupto me aterraba. A los que pillaban conspirando, eran condenados sin juicio y expulsados fuera de la cúpula donde la muerte era horriblemente agónica. No voy a entrar en detalles.
Decidí apagar la pantalla, tomar mi dosis de “Mana” e iniciar mi jornada laboral. Mi máscara me hizo el trazado facial y comenzó la emisión de oxígeno. Estaba listo para el exterior.
Ya en mi unidad de desplazamiento hacia mi lugar de trabajo ví, a través del cristal, como unos atracadores de Oxicargas golpeaban a una madre que compartía mascara con su hijo y se la robaban. Aquella mujer cayó al suelo entre convulsiones, y el niño probablemente murió en el acto.
Volvió a mí el mensaje de aquel desconocido. Aunque escenas de ese tipo era habitual verlas por las calles, hoy me sentía más responsable de aquel suceso. Bajando de mi unidad de desplazamiento me
preguntaba una y otra vez si estaba actuando bien.
Faltaban unos pasos para entrar en mi túnel de trabajo cuando, después de un fuerte dolor de cabeza todo se fue a negro.
Desperté confundido en el suelo, en un lugar oscuro y húmedo. Mi visión era aun difuminada. Una sensación de terror se apoderó de mí Mi mascara de supervivencia no me cubría el rostro. Instintivamente comencé a buscarla hasta donde alcanzaban mis manos.
Una voz templada a mi espalda frenó mi búsqueda y me dijo:
— No busques más tu mascara, aquí no la vas a necesitar.
— ¿Qué me ha ocurrido?¿Dónde estoy? — Pregunté, aún dolorido por el golpe.
De un grupo de personas vestidas de manera extraña, avanzó uno de ellos, y saliendo de la oscuridad me dijo:
— Sentimos la manera drástica de traerte aquí, pero te seguimos desde hace tiempo y sabíamos que dudarías en ayudarnos.
Estás en “Libertad” un lugar secreto bajo tierra donde se refugiaron más de doscientos huidos de la guerra. Aquí, gracias a las filtraciones de HIBA podemos sobrevivir pero no a más de cincuenta metros. Allí el aire ya es irrespirable. No te preocupes, nadie te va a encontrar aquí. No hay tiempo que perder, tienes que ayudarnos.
Asentí con la cabeza y levanté la vista. Sobre una enorme mole de hormigón cuadrado se alzaba el mega-generador de oxígeno y aire acondicionado del sistema de Aerotermia que se instaló cuando crearon la cúpulas de terraformación. Al final de esa pared interminable con aquellas inmensas salidas de aire y medio cubierto por restos de las explosiones de la antigua guerra, se podía leer en rojo HIBA.
Se contaban leyendas de la creación de una Pseudoreligión tecnológica tras la guerra que adoraban a una estructura gigantesca que les daba la vida. Clamaban la libertad de que fuera el oxigeno para todos, y algunos murieron defendiendo la causa. Pero la leyenda parece que es realidad.
De alguna forma rastrearon que en mi UMVVP (Unidad de Memoria Virtual de Vida Progresiva) alguien escondió la cadena logarítmica para generar la cura en forma de antivirus al sistema.
Me tendieron en una especie de camilla. Cuatro sensores flotantes auto dirigidos se posaron en mi cráneo.
— Relajate, no te va doler. — Me dijo uno de ellos.
No sé por qué, esto último se dice cuando precisamente va a pasar lo contrario, aunque esta vez fue verdad.
Mi visión empezó a irse, esta vez a un blanco radiante.
Neurea, la IA del sistema, empezó a buscar en mi cerebro. Infundiría un sueño placentero para que la experiencia no fuera traumática.
Empecé a escuchar gritos. Más tarde, disparos de la armas de desintegración de los soldados del sistema opresor. Mataban indiscriminadamente a cualquiera que se ponía en su camino.
¡Sabía que esto iba a ocurrir. Nunca deberían haberme secuestrado. Va a ser su fin!
Un soldado de las unidades de exterminio, después de acabar con mis acompañantes me apuntó con su arma y gritó:
— ¡Aquí está el Krent traidor!
De manera despreciativa me compararon con un Krent. Era una especie de mitad rata mitad insecto que comía carroña y que se utilizaba para consumir la basura generada por la cúpula.
Sin dejar de apuntarme con su arma, esperó a que llegaran los demás y uno de ellos con voz profunda ordenó:
—¡Dispara! ¡Mátalo!
—¡Despierta! ¡No es real!
Entre espasmos los guardianes de HIBA me despertaron de aquella pesadilla.
Empece a preguntar balbuceando:
— Pero... ¿Estáis vivos? Os he visto morir.
— Sí, lo sabemos. Has estado en coma inducido más de seis horas y cincuenta y dos minutos. En principio Neurea ha luchado porque tuvieras un sueño sin traumas, pero el virus se ha defendido provocando choques neuronales que se han trasformado en episodios de sueños negativos.
— Entonces, ¿hemos vencido al virus? — Pregunté.
— Sí, se ha creado el antivirus. Ahora tenemos que esperar a que funcione. — Me dijo sonriendo. Queríamos que despertaras para inyectarlo al sistema.
Ante mí, vi una gran pantalla con una numeración extraña y desordenada que fluía de izquierda a derecha.
Un silencio dio paso a la frase en pantalla que todos estaban esperando.
“Instalando Antivirus en el sistema de Aerotermia”
“Iniciando desinfección de la cadena logarítmica y estabilización del sistema”
Después de unos interminables diez minutos en donde no se escuchaba un respiración...“Shorai” que es como se le bautizó a ese antivirus salvador, terminó su proceso con éxito.
“Desinfección terminada. Re-activación de elementos físicos”.
El suelo comenzó a temblar. Todo aquello despertaba de su letargo de treinta años.
Un estruendo nos hizo mirar hacia aquellas enormes rejillas de ventilación.
La vibraciones desprendieron el escombro que tapaba parcialmente las letras de HIBA y nos descubrieron su verdadero nombre,”TOSHIBA”.
El aire empezó a circular por sus faraónicas toberas. Y en sólo unas pocas horas, en toda la cúpula,
el oxígeno y la temperatura agradable cambió a miles de personas.
No fue fácil recuperar nuestra ansiada libertad. Hubo grandes revueltas y muchos perdieron la vida en ello.
No sé quién introdujo la cura en mí. No sé porqué fui yo. No sé porqué tardamos treinta años en encontrarla. Pero hoy, sí sabemos que libramos de la misma situación a nueve cúpulas más y que actualmente casi está erradicado ese régimen dictatorial que controlaba nuestro oxígeno. Aunque sabemos que seguidores del antiguo sistema político del terror, se siguen escondiendo entre ciudadanos liberados.
Hoy 29/06/2190 el planeta M129/67/11.conocido en la tierra como Marte lucha por respirar su tranquilidad ayudado del pulmón de hierro de TOSHIBA.